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Recuerdos de horror en fiesta deportiva

  • Yesvie Rivera
  • 25 oct 2023
  • 3 Min. de lectura

Mujeres, niños y hombres quienes eran familiares o amigos, asistieron al estadio sin imaginar que ese día sería un amargo recuerdo para siempre.


Era el 16 de octubre de 1996. La sobreventa de boletos y la cantidad de fanáticos dieron como resultado, la avalancha humana que provocó la asfixia de varias personas ese día. El incidente tuvo lugar en la entrada general sur del entonces estadio Mateo Flores, minutos antes de que empezara el partido de futbol entre las selecciones de Guatemala y Costa Rica por la eliminatoria al Mundial Francia 98.


El encuentro deportivo todavía no empezaba y ya se escuchaban gritos departe de los espectadores, quienes estaban ansiosos por ver a su selección participar de la eliminatoria.


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Foto: Publinews


La avalancha


A la 8:00 de la noche, se daría el silbatazo inicial acto que nunca se realizó. Pues Minutos antes, de un lado del estadio, personas se agolpaban, algunos trepaban las paredes para entrar y empujaban las puertas. Una avalancha humana provocada en la general sur del estadio atropelló a los aficionados que estaban sentados en los graderíos, estos estaban siendo asfixiados contra la malla de seguridad; el miedo y la incertidumbre se apoderó de la tribuna.


Los demás asistentes, se esteraban de lo sucedido por medio de las transmisiones deportivas, el número de personas muertas aumentaba. El desfile de automóviles que debía dirigirse al Mateo Flores para festejar se convirtió en decenas de ambulancias que llegaban por los heridos.


El encargado, que tenía las llaves de las 8 puertas que daban ingreso al estadio, tardaba en llegar, mientras rápidamente iba aumentando el número de heridos y víctimas fatales. Algunas autoridades no aceptaban el abrir las puertas por miedo a una sanción disciplinaria, pero viendo la magnitud de la tragedia, cedieron a abrirlas, lamentablemente, era muy tarde.


Los jugadores de ambos equipos y espectadores estaban consternados de ver lo que sucedía, ayudaron a los heridos en unos de los hechos considerados como más triste del futbol para los guatemaltecos y el deporte en general.


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Foto: Publinews


Honor a quien honor merece


El partido fue suspendido por el presidente Álvaro Arzú; mientras se encontraba en el estadio, pidió de manera entristecida, se realizara un minuto de silencio y así mismo, decretó 3 días de duelo nacional en memoria de los fallecidos, víctimas de la falta de medidas de prevención.



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Foto: Emisoras Unidas


Todo lo ocurrió se le atribuyó a la falta de seguridad y a la venta de más de 7,000 entradas falsificadas. Rolando Pineda Lam, presidente de la Federación Nacional de Futbol de ese entonces, y autoridades deportivas, dijeron que la causa de la tragedia había sido la venta de boletos falsos, ya que el estadio tenía la capacidad de albergar 50 mil aficionados.


Uno de los aficionados que no pudo ingresar dijo que la cola de aficionados era de tres cuadras para en tras y que el estadio ya estaba a reventar y que algunos aficionados habían escalado las paredes para ingresar, mientras otros empujaban las puertas para forzar a las autoridades que los dejaran pasar.


83 personas fallecieron esa noche y 200 quedaron heridas, estos murieron por asfixia y golpes al caerles encima el grupo que forzosamente buscaba entrar al estadio. Lo que debió ser toda una fiesta deportiva en el estadio Mateo Flores, se convirtió en una tragedia.


Guatemala recuerda

A 27 años de aquel trágico momento, aunque el nombre del estadio haya cambiado y los encuentros deportivos sean cada vez más, siempre alguna persona, al verse rodeado de la multitud, hace mención de lo que un día sucedió; lo que ahora es el estadio Doroteo Guamuch Flores, hace unos años fue el lugar que vio vidas desvanecerse, fue testigo de esa fecha que llenó de luto al país.


Esa noche ha quedado guardada en la memoria de las familias guatemaltecas, aún cuentan con emoción de nostalgia ese momento, muchos dan gracias a Dios por no haber asistido o bien, por haberse salvado de milagro.




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